(October 11, 2002)

Hace treinta años esta noche, en una busqueda desesperada por una voz, nuestra comunidad encontró su casa en Beacon Hill y a renombró El Centro de la Raza.
Treinta años mas tarde, nos sentimos obligados a refleccionar y a compartir con ustedes el significado de las lecciones aprendidas, y los valores forjados como resultado de éstas tres décadas de lucha.
Seguro.. . los tres meses de la ocupación del edificio fueron díficiles, caóticos, e intensos, pero nuestras voces fueron atendidas con el primero de varios contratos de arrendamiento de cinco años. Ahora somos dueños de la propiedad entera.
Si algunos pensamos entonces que la ocupación fue la parte mas dificil, la realidad pronto nos llegó.
Luchamos árduamente para aprender los misterios de la infrastructura para mantenernos y adquirir recursos en un ambiente hóstil. Simultáneamente y sin tregua, buscamos nuestra identidad como una etnicidad distinta de Chicanos, Mexicanos, y Latinos y al mismo tiempo analizando y definiendo nuestro papel como una fuerza social, económica, y politica.
Debatimos sin descanso el papel de la gente Indígena, AfroAmericana, Asiatica y Blanca en el desarrollo y sobrevivencia de nuestra nueva organización.
Todo el tiempo estudiamos y estudiamos y cuando habiamos terminado. . .estudiamos aún mas.
Todo el tiempo debatimos y debatimos y debatimos y cuando habiamos terminado... debatimos aún mas.
Todo el tiempo clarificamos y definimos, y analizamos y bueno...
Todo el tiempo trabajamos ... .trabajamos un poco más. . algunas veces hicimos fiestas.
Y trabajamos fervientemente para obtener libros, discursos, cartas, peliculas, folletos y poemas que no podiamos encontrar en lugares comunes como las libreias, bibliotecas, universidades y centros comunitarios.
Y luego buscamos, y encontramos, mujeres, hombres, jovenes y niños que nunca veíamos en lugares comunes tales como nuestras escuelas é iglesias, o las oficinas del gobierno y es hicimos un millón de preguntas y ellos siempre nos decian la verdad.
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Y leímos los periódicos regulares religiosamente y discutimos apacionadamente con ellos y aprendimos que ellos no estaban interesados en la verdad, y a pesar de lo dificil, aprendimos a leer “entre las lineas”.
Depués trabajamos sin descanso y encontramos algún modo de ir a los campos de Delano y Yakima y Las Cruces, y a la reserva de los Apaches Mesacleros, a Wounded Knee y al Centro Sur de Los Angeles, y al ¡CARIBE! Y tambien a los campos llenos de cadáveres de Centro America, Asia, Africa y hasta fuimos a la vieja Union Sovietica, y entre todo como hormigas “arreglando” El Centro y abrazando a todo el que venia a visitarnos en los pasillos vacíos.
¿Quiere esto decir que sabemos todas las verdades? No.. .pero significa que si trabajamos Ia suficientemente fuerte, sabremos donde encontrar la verdad.
Y sabemos también que si uno no sabe la verdad sobre la opresión racista, facílmente nos puede volver locos.
Y también sabemos que nosotros como un pueblo históricamente oprimido, si no sabemos donde hemos estado, no podremos saber donde estamos, ni mucho menos a donde vamos. Nosotros sabemos también que es mas facíl pelear entre nosotros que trabajar juntos pero aún mas lindo el trabajar juntos.
También sabemos que palabras como Democracia, Libertad, Justicia, y Derechos Humanos no pueden ser definidas ni impuestas por los ávidos ni por los priviligiados ni por un país o grupo de países.
Nosotros si sabemos positivamente que la verdad libera la mente, el cuerpo, el corazón, el espiritu, el alma y da fuerza a los más nobles y naturales sentimientos tales como el valor, el áutoestimo, la dignidad y el AMOR. Y sabemos que armados con estos, nunca sacrificarémos la imperativa moral por consid- eraciones “practicas.
Y creemos que aprendimos sobre todo que el construir la unidad entre la gente, es la tarea mas díficil que el ser humano puede asumir. (Si no nos creén, preguntémosle a Jesucristo). Pero también es la cosa mas hermosa que uno puede hacer con su vida.
¿Bueno pues, con todo esto dicho, hemos cambiado el curso de la historia en nuestros treinta años?
No.. .bueno, pueda que un poco.
Pero si sabemos que hemos trabajado sin cesar para crear las condiciones para estas generaciones jóvenes que están aqui esta noche para que aprendan las verdades y de ese modo tambien tengan la oportunidad de cambiar la historia y nunca tengan que vivir en la “excalvitud espiritual.”
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